lunes, 30 de noviembre de 2009

Nicolás Romero: Historia y literatura.


Nicolás Romero es uno de los personajes de nuestra historia que se ha mantenido vigente, en gran medida, por la leyenda que se forjó en torno a él. Fugitivo de la ley, guerrillero, excelente jinete, bailador, prototipo de los chinacos, orígenes humildes, simple obrero textil, terror de los franceses, benemérito del Estado de México, personaje de la historia y de la novela.
Héroe para unos, simple bandolero para otros, su personalidad es contradictoria, lo que lo hace más humano. Igual lo consideran de aspecto simple, gris, alguien que puede pasar desapercibido o se habla de él como temerario guerrillero, el león de las montañas, capaz de las acciones más audaces y sorpresivas.
Algunas de sus hazañas las cuentan poco tiempo después de su muerte los escritores de la época. Vicente Riva Palacio, quien fuera su jefe militar, lo incluye en su novela Calvario y Tabor, publicada en 1868; Juan A. Mateos le dedica ese mismo año un capítulo de su novela El Cerro de las Campanas, además escribe uno de los capítulos de El Libro Rojo, de 1871, donde narra la captura de Romero.
José María Iglesias lo menciona en sus “Revistas Históricas sobre la intervención francesa en México”, desde una perspectiva liberal, llamándolo “el jefe constitucionalista Romero”, en tanto que la visión conservadora, a cargo de Francisco de Paula de Arrangoiz en su libro “México desde 1808 hasta 1867” lo menciona como autor de grandes crímenes.
Juan de Dios Peza, el más afamado poeta de fines del siglo XIX, le escribió un poema El prisionero de Papatzindán y en sus memorias acerca del peródo de Juárez le dedicó un capítulo. En ambos trabajos nos cuenta algunas de las anécdotas que fueron formando la leyenda de Nicolás Romero y en especial narra su fusilamiento en la Plaza de Mixcalco, de la Ciudad de México. Cabe hacer mención que Juan de Dios Peza, poco antes de cumplir trece años de edad, presenció el fusilamiento de Romero.
Unos treinta años después de la muerte de Nicolás Romero, Antonio Albarrán le dedica una biografía “Nicolás Romero, guerrillero de la reforma” y Victoriano Salado Alvarez, en sus Episodios Mexicanos, novela histórica extensísima que da cuenta de la situación del país desde la época de Santana hasta Porfirio Díaz, le dedica un capítulo donde lo describe, rememora algunas de sus hazañas y cuenta los sucesos de los días previos a su captura.
Algunos novelistas actuales le han dedicado pasajes y capítulos en sus obras. Paco Ignacio Taibo II, en su “La lejanía del tesoro”, nos lo presenta en compañía de Vicente Riva Palacio. Por su parte, Fernando de Paso hace varias menciones de Nicolás Romero en su novela “Noticias del imperio”.
Nuestro municipio, como un homenaje, lleva su nombre desde 1898. Aquí se han publicado algunos trabajos biográficos más o menos extensos, entre los que cabe destacar el de Xavier I. Esparza Santibáñez: “El Coronel Nicolás Romero, Benemérito del Estado de México”.
Otra biografía sobresaliente acerca de nuestro personaje la escribieron Lucio Barrueta Durán y Crispín Duarte Soto: Coronel Nicolás Romero, episodios heroicos.


Texto tomado de Cuadernos de Identidad
Autor: José Galván Rivas
Nicolás Romero, México, 2009.
(Lo pueden adquirir en la librería El Templo de Delfos, en Av. 16 de Septiembre No. 17, Col Hidalgo (El Charco), Nicolás Romero, México.

Ilustración: Coronel Nicolás Romero. Tomada de la portada del libro “Coronel Nicolás Romero, episodios heroicos” de Lucio Barrueta y Crispín Duarte Soto, Estado de México, 1998.

sábado, 28 de noviembre de 2009

El León de las Montañas


Nicolás Romero nació el 6 de diciembre de de 1827 en el actual municipio de Nopala de Villagrán, en el Estado de Hidalgo; en aquel entonces ese territorio formaba parte del Estado de México. Durante la Guerra de Reforma se unió a las fuerzas liberales y como guerrillero llevó una carrera en permanente ascenso. En 1865, durante la Intervención Francesa, fue capturado en Papatzindán, Michoacán y llevado a la ciudad de México, donde se le hizo un juicio militar por parte, para finalmente sentenciarlo a muerte. Murió fusilado el 18 de marzo de 1865, en la Plazuela de Mixcalco, en el centro de la Ciudad de México.


Diversos autores de la época, escribieron acerca de Nicolás Romero, reconociéndolo como uno de os guerrilleros más importantes y temidos por el enemigo. El poeta Juan de Dios Peza publicó en los primeros años del siglo XX un libro con sus memorias en torno a Benito Juárez y allí aparece un capítulo dedicado a Nicolás Romero. De ese capítulo, les presento un fragmento.

Título: Memorias. Epopeyas de mi patria: Benito Juárez
Autor: Juan de Dios Peza.
Factoría Ediciones, México D.F., 1998.

Entre los guerrilleros que con ejemplar arrojo combatían la intervención francesa, descollaba Nicolás Romero.
Era un hombre de treinta tres años, sencillo, modesto, sin otra ambición que la de luchar sin descanso contra el enemigo extranjero, sin medir los peligros ni contar a los contrarios.
Vivía como las águilas, entre las rocas escarpadas de la sierra, sirviéndole de almohada muchas veces la montura que quitaba a su caballo consentido, que junto a él quedaba velándolo, y que ya estaba enseñando a despertarlo al primer ruido o al ver aproximarse a alguno cerca del sitio donde descansaba su amo.
Vestía siempre de negro, con el pelo cortado al rape, el rostro afeitado, sin ninguna insignia militar que denotara rango, categoría o superioridad entre sus compañeros.
Había servido con el bravo Aureliano Rivera, a cuyo lado se batió muchas veces con denuedo, y luego se fue con el general Vicente Riva Palacio, a quien profesaba verdadero culto de cariño y de respeto filial.
Prudente, callado, con la apariencia de campesino y la cautivadora humildad de un ser bondadoso, servicial y tímido, nadie, al mirarlo, comprendía su bravura ni sus ardides para lograr el éxito en los combates.
Sus proezas en Venta del Aire y en Angangueo le habían hecho popular y temible, y desde encopetados cortesanos hasta los peones de los ranchos más insignificantes, sabían que a la hora de batirse admiraba con su calma estoica y con la habilidad no aprendida con que burlaba los planes del enemigo.
Sus ojos penetrantes y vivos, relampagueaban bajo el ala negra del ancho sombrero que llevaba siempre hundido sobre las cejas.
En ese incomparable y hermosísimo vergel de nuestra República que se llama el Estado de Michoacán, y especialmente en el tantas veces heroico Zitácuaro, no se perderá la memoria del audaz guerrillero, a quien los franceses denominaban con justicia: el león de las montañas. Era el mejor soldado y el amigo más adicto a Riva Palacio.
Con Romero brillaban como valientes, dignos de su predilección, Filogonio Gutiérrez, que murió en Tacámbaro; Silvano Gómez y Vicente Bárcena Villagrán, que perdió una pierna en campaña, los tres originarios de Huichapan; el inolvidable Luis Robredo y Modesto García, naturales de Nopala, muertos heroicamente en Tacámbaro; Bernal, que en el asalto de Uruapan, le arrebató la vida una bala que le atravesó el corazón, y Luis Carrillo, que vino a morir en Querétaro al frente de sus soldados.
Eran todos ellos incansables para la lucha, y no es posible recoger la lista de los que a su lado morían en defensa de la patria.
Héroes ignorados, no tienen tumbas donde poner como cariñosa ofrenda las coronas de laurel y encina que se consagran a los inmortales; pero la patria los bendice, los ama y reconoce que sus esfuerzos contribuyeron en mucho a darle la felicidad que ambicionaba en aquellos días de prueba.


Ilustración: “León de la montaña”, Grabado de Candelario Hernández. 2004.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Recordar a Nicolás Romero


El 6 de diciembre es el natalicio de Nicolás Romero (1827-1865), guerrillero que combatió a favor de las fuerzas liberales en la época de la Reforma y la Intervención Francesa en México. En el Estado de México un municipio lleva su nombre: Nicolás Romero. En Michoacán, también hay un municipio que lleva este nombre como un homenaje al guerrillero: Tiquicheo de Nicolás Romero.

Para recordar a Nicolás Romero, durante los siguientes días reproduciré breves fragmentos de libros en los que se le menciona. Que sirva para mantenerlo presente y rendirle un homenaje a este héroe epónimo, desde Nicolás Romero, en el Estado de México.

Título: La intervención francesa en México 1861-1867
Autor: A. Belinki.
Ediciones Quinto Sol. México, 2006. 3ª. Reimpresión.
Páginas 125 y 126.
“En el mismo Michoacán destacóse otro héroe legendario: Nicolás Romero. En su juventud había trabajado en una fábrica textil. Durante la guerra civil había luchado como soldado raso en el ejército liberal. Al igual que Juárez iba siempre vestido de negro y más bien parecía un modesto cura de aldea. Incluso entre los guerrilleros Romero se distinguía por ser un hábil jinete y un soldado temerario. Cuando el invasor andaba en su búsqueda, Romero solía enviarle notas como ésta: ‘No me busquen tan lejos; le esperaré en tal lugar’. Y efectivamente les atacaba en el lugar señalado, y siempre de improviso. Los franceses consiguieron por fin dar con él y lo fusilaron.”

En la imagen: Nicolás Romero. Pintura realizada por Genaro Roa, 1974. Propiedad del Ayuntamiento de Nicolás Romero, Estado de México.